Hace más de 20 años, en el marco de un convenio entre CREA y Profertil nació el programa Triguero. Cómo fue la gestación de esta herramienta, que es clave para muchos productores agropecuarios.
n campañas como las actuales, el programa Triguero es una herramienta clave, ya que el ajuste preciso de la fertilización constituye un aspecto central al momento de diseñar cultivos exitosos, tanto en términos agronómicos como económicos. Sin embargo, muchos de los que emplean esta herramienta desconocen la titánica tarea que exigió su desarrollo, que comenzó hace más de 20 años en el marco de un convenio entre CREA y Profertil.
En 1999 CREA puso en marcha el Plan Nacional de Trigo de AACREA, un esquema coordinado de trabajo para el cultivo de trigo que se desarrolló primero en el marco de la Comisión de Agricultura y luego desde el área de Tecnología de CREA, a partir de su creación en el año 2002.
Ese programa buscaba potenciar la capacidad de generar y analizar información del cultivo, creando una mesa técnica con representantes de las distintas zonas de la red CREA, debatiendo líneas de investigación y coordinando acciones y protocolos de trabajo para lograr la integración de información y, eventualmente, el desarrollo de instrumentos que mejorasen la planificación y toma de decisiones en trigo.
Habiendo identificado al manejo de la fertilización nitrogenada como un componente clave común a toda el área productiva de trigo, CREA y Profertil celebraron en 2002 un convenio con el propósito de contribuir a mejorar el proceso de toma de decisiones del productor en el área de la fertilización del cultivo de trigo.
Así se combinaron acciones de análisis de información a escala regional, ensayos a campo y modelos de simulación agronómica con el fin de generar instrumentos que permitieran aumentar la eficiencia del uso del fertilizante en el cultivo.
Para generar la información necesaria para el proyecto se estableció una amplia red de ensayos a campo, en los cuales se exploraron aspectos de la estructura de los cultivos (estudios del comportamiento de variedades y su interacción con distintos esquemas de manejo) y la nutrición (respuesta a fertilización nitrogenada y fosforada).
El trabajo experimental se complementó con técnicas de simulación matemática como base para el desarrollo de herramientas de diagnóstico y cuantificación del riesgo asociados a la inversión en fertilización. Las respuestas fueron simuladas con modelos matemáticos (CERES-Trigo en Carcasa DSSAT versión 3.5) que fueron la base para el desarrollo del programa Triguero.
El primer paso para el diseño del programa fue el análisis regional y la validación del modelo CERES-Trigo, en el cual se procedió a verificar el comportamiento del modelo empleado en los principales ambientes de cada zona productiva.