El caos se desató antes del inicio del complemento, que se demoró más de 20 minutos. El presidente del Xeneize se metió en la platea para disuadir a la barra
Cuando los planteles de Boca y Gimnasia saltaron al campo de juego del estadio de Newell’s para el segundo tiempo del duelo por los cuartos de final de la Copa Argentina, se desató el caos. Desde la bandeja superior de una de las plateas, donde había fanáticos del Xeneize, comenzaron a arrojar butacas al sector donde se hallaba el grueso de los fanáticos del Lobo, que intentaron romper un alambrado para generar un enfrentamiento. Esa actitud provocó que La Doce derrumbara un portón y se pasara a la platea, lo que generó un cara a cara con los policías apostados en el cordón. Hasta Juan Román Riquelme, presidente de Boca, se metió en el lugar para pedirle a la barra que retrocediera.
El Xeneize se imponía por 1 a 0 gracias a la conquista de Aaron Anselmino, los dos elencos se proponían a iniciar el complemento, cuando bajó la catarata de butacas. Enardecidos, los fanáticos de Gimnasia comenzaron a sacudir el alambrado y a lanzar carteles del otro lado. Ante la efervescencia, la policía disparó postas de goma y algunos cartuchos de gases lacrimógenos. Allí, los jugadores se acercaron a la platea para evitar que siguiera la reacción; incluso algunos patearon algunas pelotas a los oficiales y se acercaron a las tribunas para pedir calma.
Pero todo empeoró. Porque la barra de Boca, ante el intento de invasión de los de Gimnasia en un sector que ocupaban seguidores auriazules, tiró abajo un portón y se metió en la platea, con el fin de cruzar la cancha y llegar frente a frente con sus adversarios. Pero se topó con el cordón. En consecuencia,