📌 Por Lorena Tablada ✍️
La esquina de 28 y 500 ya no será la misma. Allí, durante décadas, Marcelo Cangaro supo darle vida al barrio con su sonrisa, su buena onda y ese gesto simple que lo definía: un caramelito para cada nene que cruzaba la puerta de su almacén.
Nacido y criado en Gonnet, alumno de la Escuela N°36, Marcelo cumplió el sueño que lo acompañaba desde chico: ser almacenero. “Cuando yo era chico quería ser almacenero y pensaba que cuando lo fuera le iba a regalar caramelos a los chicos, porque así me hubiera gustado que me trataran de chiquito”, recordaba alguna vez.
Además de su pasión por el almacén, Marcelo llevaba en el corazón a El Tiburón, el equipo de fútbol de Mar del Plata. Hincha fiel de Aldosivi, compartía con amigos y clientes las alegrías y sinsabores de cada partido. Esa pasión fue tan grande que le dio nombre a su propio almacén, convirtiéndolo en un símbolo de identidad y pertenencia, tanto que hasta algunos vecinos lo conocían por su apodo "el Tibu" o "flaco" quienes lo conocían desde joven.
Su almacén no era solo un lugar de compras: era un punto de encuentro, un espacio de confianza y
afecto. Con cada saludo, con cada charla de mostrador, Marcelo se hacía querer. Su partida deja un vacío enorme, pero también una huella imborrable en la memoria del barrio.Su partida ocurrió en una fecha cargada de sentido: el aniversario de Gonnet, como si la historia del barrio y la de su vecino más querido quedaran entrelazadas para siempre.
Hoy, Gonnet despide a un vecino querido, un comerciante de alma, y celebra la vida de quien convirtió su oficio en un acto de ternura cotidiana.
Desde Gonnet Digital y Radio Gonnet, enviamos un fuerte abrazo a Silvia, su esposa, a sus hijos y a Charo, su empleado y compañero inseparable en el almacén.


