Es un trabajo de un consorcio internacional del que forman parte profesionales del CONICET. El estudio comparativo arrojó coincidencias entre los marcadores que presentan personas provenientes de Argentina y Chile y los hallados en comunidades europeas
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que se configura como la forma de demencia más común y uno de los principales problemas de salud mundial, ya que afecta a más de 55 millones de personas, cifra que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) podría llegar hasta los 78 millones en 2050. Sus causas no se conocen con precisión, pero diversos estudios han permitido establecer determinados marcadores genéticos que forman parte de un índice de riesgo genético (GRS, por las siglas en inglés para Genetic Risk Score), es decir, un sistema de puntuación que permite evaluar y establecer el grado de riesgo que tiene una persona de padecer, primero, un deterioro cognitivo leve y, luego, Alzheimer u otra demencia, y de esa forma poder intervenir de manera temprana para su tratamiento.
El problema de esos análisis es que se realizan mayoritariamente sobre poblaciones europeas o asiáticas, y no necesariamente aplican a otras comunidades con distintas ancestrías o mestizajes, como es el caso de la población argentina. En ese sentido, un grupo internacional de expertos y expertas del que formaron parte profesionales del CONICET se propuso explorar la marca genética asociada a la enfermedad de Alzheimer que presentan las poblaciones de nuestro país y Chile. El estudio fue el primero en su tipo y los resultados fueron publicados recientemente en la revista Alzheimer’s & Dementia.
Los orígenes de la iniciativa se remontan a 2015, cuando la investigadora del CONICET María Carolina Dalmasso, de la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS, CONICET-UNAJ-HEC), se sumó a Laura Morelli, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas (IIBBA, CONICET-Fundación Instituto Leloir) e Ignacio Brusco, investigador del CONICET en el Hospital de Clínicas “José de San Martín” de Buenos Aires, para comenzar a trabajar en la búsqueda de nuevos marcadores genéticos que permitieran medir el riesgo de desarrollar la enfermedad. Ese fue el germen del consorcio nacional Alzheimer’s Genetics in Argentina-Alzheimer Argentina (AGA-ALZAR) que, asociado al Biobanco Europeo de Alzheimer y Demencia (EADB, por las siglas en inglés de European Alzheimer’s & Dementia Bank), tuvo un primer resultado importante en 2022, cuando se pudo identificar 42 nuevos marcadores que se sumaron a los 33 que se conocían hasta entonces.
Ese estudio, con datos de 111 mil personas con Alzheimer y casi 680 mil individuos cognitivamente sanos que oficiaron respectivamente de casos y grupo control, fue el más grande realizado hasta el momento en la temática. “Lo que ocurre es que no todas las poblaciones son iguales, y mucho menos a nivel genético, entonces teníamos que ver y validar con muestras de nuestra población si lo que se veía en los resultados europeos aplicaba acá”, explica Dalmasso. Para avanzar en esa línea, el equipo recolectó muestras de Argentina y Chile –539 de pacientes y 854 de casos control–, cuya genotipificación, es decir la metodología utilizada para la estimación del genoma completo, se realizó en colaboración con el grupo del experto chileno Alfredo Ramírez, del Hospital de Clínicas de la Universidad de Colonia, Alemania, donde Dalmasso se desempeñó por casi tres años hasta terminada la pandemia por la COVID-19.
“La importancia de este trabajo es que es el primero que reporta el análisis del genoma completo asociado a la enfermedad de Alzheimer en poblaciones del Cono Sur. La limitante es la cantidad de muestras, ya que lo hicimos sobre 1.393, un número sensiblemente inferior a los que sirven como base para otras iniciativas europeas. Pero ya estamos en diálogo con colegas de Brasil, Colombia y México para hacer algo más grande y representativo de Latinoamérica, una región muy diversa no solo culturalmente sino también en su composición genética de ascendencia. Es probable que esa diversidad tenga un impacto en la distribución de los determinantes genéticos del riesgo de desarrollar la enfermedad”, cuenta la experta.
El estudio se completó con la combinación de los resultados con la base de datos del EADB con el objetivo de probar el rendimiento de GRS en las poblaciones de Argentina y Chile: “Hay una genética compartida, ya que el índice presentó un desempeño similar para estas poblaciones, pero el puntaje disminuyó a medida que aumentaba la ascendencia nativa americana”.
Ahora, el objetivo del equipo es aumentar el número de muestras y continuar con los estudios genéticos con la premisa de detectar marcadores genéticos distintivos de la población argentina. Según comenta Dalmasso, “estudiar la mayor cantidad de poblaciones posibles nos va a llevar a afinar el conocimiento sobre cuáles son los mecanismos y los genes afectados, y esto no solo nos dará información sobre las causas de la enfermedad, sino también permitirá optimizar su diagnóstico y tratamiento, la detección temprana y la implementación de estrategias terapéuticas más precisas”.
En ese sentido, actualmente el equipo liderado por Dalmasso y Paula González, investigadora del CONICET y directora de la ENyS, está llevando a cabo un nuevo reclutamiento de pacientes adultos que se atienden en los consultorios de Atención Médica Integral (AMI) del Hospital de Alta Complejidad El Cruce “Dr. Néstor Carlos Kirchner” (HEC) de Florencio Varela –donde está asentada la ENyS– y de voluntarios/as sanos/as que deseen participar del estudio.
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que se configura como la forma de demencia más común y uno de los principales problemas de salud mundial, ya que afecta a más de 55 millones de personas, cifra que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) podría llegar hasta los 78 millones en 2050. Sus causas no se conocen con precisión, pero diversos estudios han permitido establecer determinados marcadores genéticos que forman parte de un índice de riesgo genético (GRS, por las siglas en inglés para Genetic Risk Score), es decir, un sistema de puntuación que permite evaluar y establecer el grado de riesgo que tiene una persona de padecer, primero, un deterioro cognitivo leve y, luego, Alzheimer u otra demencia, y de esa forma poder intervenir de manera temprana para su tratamiento.
El problema de esos análisis es que se realizan mayoritariamente sobre poblaciones europeas o asiáticas, y no necesariamente aplican a otras comunidades con distintas ancestrías o mestizajes, como es el caso de la población argentina. En ese sentido, un grupo internacional de expertos y expertas del que formaron parte profesionales del CONICET se propuso explorar la marca genética asociada a la enfermedad de Alzheimer que presentan las poblaciones de nuestro país y Chile. El estudio fue el primero en su tipo y los resultados fueron publicados recientemente en la revista Alzheimer’s & Dementia.
Los orígenes de la iniciativa se remontan a 2015, cuando la investigadora del CONICET María Carolina Dalmasso, de la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS, CONICET-UNAJ-HEC), se sumó a Laura Morelli, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas (IIBBA, CONICET-Fundación Instituto Leloir) e Ignacio Brusco, investigador del CONICET en el Hospital de Clínicas “José de San Martín” de Buenos Aires, para comenzar a trabajar en la búsqueda de nuevos marcadores genéticos que permitieran medir el riesgo de desarrollar la enfermedad. Ese fue el germen del consorcio nacional Alzheimer’s Genetics in Argentina-Alzheimer Argentina (AGA-ALZAR) que, asociado al Biobanco Europeo de Alzheimer y Demencia (EADB, por las siglas en inglés de European Alzheimer’s & Dementia Bank), tuvo un primer resultado importante en 2022, cuando se pudo identificar 42 nuevos marcadores que se sumaron a los 33 que se conocían hasta entonces.
Ese estudio, con datos de 111 mil personas con Alzheimer y casi 680 mil individuos cognitivamente sanos que oficiaron respectivamente de casos y grupo control, fue el más grande realizado hasta el momento en la temática. “Lo que ocurre es que no todas las poblaciones son iguales, y mucho menos a nivel genético, entonces teníamos que ver y validar con muestras de nuestra población si lo que se veía en los resultados europeos aplicaba acá”, explica Dalmasso. Para avanzar en esa línea, el equipo recolectó muestras de Argentina y Chile –539 de pacientes y 854 de casos control–, cuya genotipificación, es decir la metodología utilizada para la estimación del genoma completo, se realizó en colaboración con el grupo del experto chileno Alfredo Ramírez, del Hospital de Clínicas de la Universidad de Colonia, Alemania, donde Dalmasso se desempeñó por casi tres años hasta terminada la pandemia por la COVID-19.
“La importancia de este trabajo es que es el primero que reporta el análisis del genoma completo asociado a la enfermedad de Alzheimer en poblaciones del Cono Sur. La limitante es la cantidad de muestras, ya que lo hicimos sobre 1.393, un número sensiblemente inferior a los que sirven como base para otras iniciativas europeas. Pero ya estamos en diálogo con colegas de Brasil, Colombia y México para hacer algo más grande y representativo de Latinoamérica, una región muy diversa no solo culturalmente sino también en su composición genética de ascendencia. Es probable que esa diversidad tenga un impacto en la distribución de los determinantes genéticos del riesgo de desarrollar la enfermedad”, cuenta la experta.
El estudio se completó con la combinación de los resultados con la base de datos del EADB con el objetivo de probar el rendimiento de GRS en las poblaciones de Argentina y Chile: “Hay una genética compartida, ya que el índice presentó un desempeño similar para estas poblaciones, pero el puntaje disminuyó a medida que aumentaba la ascendencia nativa americana”.
Ahora, el objetivo del equipo es aumentar el número de muestras y continuar con los estudios genéticos con la premisa de detectar marcadores genéticos distintivos de la población argentina. Según comenta Dalmasso, “estudiar la mayor cantidad de poblaciones posibles nos va a llevar a afinar el conocimiento sobre cuáles son los mecanismos y los genes afectados, y esto no solo nos dará información sobre las causas de la enfermedad, sino también permitirá optimizar su diagnóstico y tratamiento, la detección temprana y la implementación de estrategias terapéuticas más precisas”.
En ese sentido, actualmente el equipo liderado por Dalmasso y Paula González, investigadora del CONICET y directora de la ENyS, está llevando a cabo un nuevo reclutamiento de pacientes adultos que se atienden en los consultorios de Atención Médica Integral (AMI) del Hospital de Alta Complejidad El Cruce “Dr. Néstor Carlos Kirchner” (HEC) de Florencio Varela –donde está asentada la ENyS– y de voluntarios/as sanos/as que deseen participar del estudio.