Un hombre de 64 años vive en condiciones sumamente precarias en una casita de madera muy humilde ubicada a la altura de 178 y 435. No tiene agua potable, no cuenta con ayuda del Estado y para llegar a su morada, hay que atravesar caminos que son intransitables.
La historia de Gregorio Sandoval en ese lugar, se remonta a al menos 10 años que vive en un predio de una supuesta agrupación ecológica (Ver video). Antes trabajaba en quintas de la zona rural de Ruta 36 ayudando en los quehaceres del campo. Ahora, su salud está deteriorada por problemas de movilidad. Hay un vecino que cuando el clima lo permite -por el mal estado del camino- le lleva agua, mercadería, leña para que pueda cocinar.
Lo cierto es que Gregorio, que ya tiene 64 años, vive como hace más de un siglo. Cuando su amigo no puede venir, se las arregla juntando agua de lluvia y ha llegado a recolectar agua de una zanja para tomar, contaron a este medio. Necesita que lo vea un médico y también mejorar su casilla para tener un lugar más o menos aceptable ediliciamente.
Su vida parece la de un gaucho en el medio de la pampa con apenas una tapera como refugio de
las inclemencias. No siempre el Estado está presente, a veces el Estado ni sabe que hay seres humanos viviendo en estas condiciones.Que la historia de Gregorio se conozca en cada rincón, para que quien pueda tenderle una mano, lo haga de buena voluntad y para que aquellos funcionarios que debieran velar por nuestros adultos mayores, se acerquen al lugar a interiorizarse de las necesidades y carencias que vive para poder mejorar su calidad de vida.