La estudiante junto a George Abbey, quien fue director del Johnson Space Center y trabajó en el Programa Apolo. El parque donde ambos se encuentran en la foto lleva su nombre en su honor
Avril Denegri es alumna de primer año de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Junto a estudiantes de varios países formó parte de una experiencia educativa en la United Space School de Houston (Texas), Estados Unidos. Los equipos debían organizar una misión tripulada a Marte con el objetivo de explorar el planeta y preparar un sitio para el alojamiento de astronautas. Los jóvenes fueron capacitados por expertos y estuvieron con destacadas personalidades del ámbito espacial.
El programa es una iniciativa de la Foundation for International Space Education (FISE), vinculada a la agencia espacial estadounidense NASA, y promueve el intercambio de estudiantes preuniversitarios interesados en la industria aeroespacial. En este marco, autoridades del Colegio Nacional de la UNLP, de donde Avril egresó a fines de 2021 con un promedio de 9,850 (uno de los tres mejores puntajes de su promoción) le informaron de la convocatoria.
«Se contactó conmigo Mariana Morales, la secretaria académica del colegio y me ofreció realizar este proyecto. Obviamente dije que sí. Sabían que me había anotado en Ingeniería Aeroespacial y que me iba a comprometer completamente. A partir de ahí entré en contacto con la profesora Carolina Casalaspro, que me apoyó durante todo el proyecto y era el contacto con la FISE. También lo pude hacer gracias al apoyo de la Facultad de Ingeniería, del decano Marcos Actis y del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) que me ayudaron a costear el viaje», relata la joven recientemente llegada a La Plata tras dos semanas de capacitación en Houston.
“Desde la Facultad y el CTA decidimos ayudar a Avril pagándole el viaje y la inscripción a la escuela de la NASA para que tuviera la posibilidad de participar. Nuestra idea es institucionalizar esta iniciativa para que en el futuro más estudiantes puedan concurrir, teniendo a la Facultad como patrocinadora”, afirma Marcos Actis.
Para el decano, que los alumnos del secundario tengan la chance de vivenciar este tipo de experiencias “garantiza que les va a ir bien en la carrera Ingeniería Aeroespacial porque vienen con ganas, saben lo que quieren”.
Previo al viaje Avril tuvo que realizar distintos trabajos que trataban temas como la geología y el clima de Marte, soporte vital, motores, órbitas y presupuesto, entre otros. “Nos permitió adquirir un mayor conocimiento acerca del planeta y lo necesario para realizar la misión”, asegura Avril.
Una vez en la United Space School, además de trabajar en el proyecto, los estudiantes tuvieron charlas con expertos. Concretamente, los interiorizaron sobre distintos sistemas de eliminación de dióxido de carbono (CO2 scrubbers), trajes espaciales y radiación, entre otras temáticas.
Avril aclara que los trabajos anteriores al viaje eran individuales, pero el proyecto que realizaron en Houston fue en equipos. “Cada grupo se ocupaba de una parte de la misión. Yo estaba en el que se encargaba del diseño del hábitat donde iban a vivir los astronautas en Marte y de la selección de los astronautas. En mi equipo éramos ocho estudiantes más nuestro mentor que nos ordenaba y guiaba. En la presentación, frente a un comité de expertos, tuvimos 20 minutos para exponer y 15 minutos durante los cuales nos hicieron preguntas acerca de nuestro trabajo”, cuenta.
De Argentina sólo participó en esa edición Avril y una alumna de un colegio secundario. Había estudiantes británicos, alemanes, franceses, italianos y sudafricanos, entre otros. «El idioma hizo que las primeras clases se me hicieran un desafío. Una vez que me adapté me encantó. Todavía no puedo creer lo rápido que se pasó. Lo que más me gustó fue conocer a todas estas personas de distintas partes del mundo que tienen intereses similares a los míos”, afirma.
En particular, Avril destaca a la familia que le asignó la FISE para darle hospedaje. “Mi Host Family fue lo máximo. Los adoro. Durante esas dos semanas me apoyaron y estuvieron en todo lo que necesité, me sentí super cómoda. Además, la pasé genial con ellos, me hicieron reír y divertirme un montón”, asegura. Y agrega que el apoyo de sus padres también fue muy importante en todo momento.
Dando sus primeros pasos en la Ingeniería Aeroespacial Avril cuenta que eligió la carrera “porque tiene mucha matemática y no tiene límites: siempre se puede innovar y hay un montón de sectores en los cuales se puede trabajar. Hoy en día me encantan los sistemas de soporte vital y me encantaría dedicarme a eso”.
En los vuelos espaciales tripulados estos sistemas abarcan los dispositivos que permiten a un ser humano sobrevivir en el espacio.
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