
En medio de su viaje por la ruta un camionero se topó con una imagen muy triste: una perra que habría sido atropellada yacía muerta al costado de la ruta y sus dos cachorros tristes dormitaban sobre su cuerpo entendiendo de alguna forma que su mamá ya no despertaría.
En medio de ese paisaje desolador pasaban cientos de vehículos. Pero no todos solo miran y se entristecen. Todavía hay personas que van mas lejos y se involucran.

Hernán viajaba rumbo a Río Tercero. Detuvo la marcha del camión y decidió llevarlos y pedir que alguien al igual que él se involucre y adopte a los perritos.

Ojalá esta historia sirva para que otros "Hernanes" entendamos que para cambiar una realidad triste no hace falta ser político ni tener plata. Muchas veces alcanza con tener corazón.
