El fútbol argentino ha vuelto a protagonizar un bochornoso episodio con la batalla campal que se produjo anoche en el clásico entre Estudiantes de la Plata y Gimnasia de la Plata. Ambos equipos se enfrentaban en el último de los partidos programados del Torneo de Verano, con la Copa Ciudad de la Plata en disputa, en un choque lleno de brusquedades que terminaron con la suspensión del encuentro.
El primer capítulo de desencuentro se produjo durante el descanso. Los hinchas de Gimnasia desplegaron banderas de su rival para provocar a la afición de Estudiantes y el inicio del segundo tiempo tuvo que demorarse diez minutos ante los incidentes de la grada.
En el campo, Estudiantes se había avanzado en el marcador con un tanto de Auzqui y el partido se desarrollaba dentro de la normalidad cuando, mediado el segundo tiempo, el jugador de Estudiantes Álvaro Pereira protagonizó una peligrosa acción en un despeje de tijera en el que su bota acabó impactando en la cabeza del jugador de Gimnasia Facundo Oreja, que perdió el conocimiento. Pereira, recriminado por sus rivales, vio la roja directa y el partido derivó hacia la el juego brusco. Pero lo peor llegó en el tiempo añadido. En el minuto 94, Ascacibar -de Estudiantes- hizo una durísima entrada por detrás a Medina, que fue el detonante del escandaloso final. La tangana fue monumental y los jugadores de ambos equipos se enzarzaron en un combate en el que hubo puñetazos, patadas y agresiones de todo tipo. El árbitro, incapaz de controlar la situación, dio por suspendido el partido y ahora habrá que ver qué sanciones se imponen a los protagonistas de la bochornosa pelea. Los medios argentinos reclaman máxima dureza como único medio de acabar con este tipo de comportamientos en los terrenos de juego
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