En la casilla se destruyeron muebles, ropa electrodomésticos, garrafas y gracias al trabajo de los bomberos, se evitó la propagación a viviendas linderas.
Un hecho de similares características tuvo cómo epicentro otra casilla emplazada en la esquina de 153 y 521, a escasas 6 cuadras de incendio anterior, corriendo la misma suerte.
Su destrucción fue total, y solo el trabajo de los bomberos logró aplacar las grandes llamas que
abrazaban la construcción, compuesta en su totalidad en madera y chapas, con techo recubierto con membrana, lo que dio una mayor combustibilidad a la casilla. En ningún caso hubo que lamentar heridos.
Fuente: Gentileza de Alvaro Zapata
