 |
| Belgrano eligió para la bandera los colores de la casa reinante en España. |
La bandera, como describe el acta de creación de la orden de Carlos III, tiene tres franjas, dos azul celeste, exteriores, y una blanca, interior. Eran los colores que ya lucían en la escarapela nacional creada por decreto del 18 de febrero de 1812 y los que estaban en el escudo de la oficina de comercio virreinal donde Belgrano era empleado durante la colonia.
Sarmiento dio luego su interpretación de esos colores y confirmó mucho después que las fajas celestes y blancas “son el símbolo de la soberanía de los reyes españoles sobre los dominios, no de España, sino de la Corona, que se extendían a Flandes, a Nápoles, a las Indias, y de esa banda real hicieron nuestros padres divisa y escarapela, el 25 de Mayo, para mostrar que del pecho de un rey cautivo tomábamos nuestra soberanía como pueblo, que no dependió del Consejo de Castilla ni de ahí en adelante dependería del disuelto Consejo de Indias”.
La bandera está compuesta por tres franjas horizontales de igual tamaño, la superior y la inferior de color azul celeste, y la central blanca; en el centro, un sol amarillo oro. Las medidas de la Bandera Oficial son 1,40 m de largo por 0,90 m de alto (es decir, una proporción 9/14).
La denominación celeste y blanca es más frecuente que azul y blanca al referirnos a la bandera. Más allá de esta definición, se ha debatido desde siempre cuál sería el tono exacto de este celeste o azul claro. Una definición precisa indica que debe ser el color del cielo en el cenit al mediodía del 21 de setiembre, el inicio de la primavera, en un día despejado.
El sol que aparece en el centro de la franja blanca es el sol incaico y fue introducido allí por un artesano peruano al que le encargaron realizar un paño de acuerdo con un diseño donde el sol no estaba.
El sol es una réplica del que estaba grabado en la primera moneda argentina, aprobada por ley de la Asamblea del año 1813. Es de color amarillo oro, con bordes negros, y de él salen 32 rayos: 16 rectos y 16 ondulados o flamígeros, dispuestos alternadamente.
El diámetro total del sol es de 5/6 de la altura de la franja blanca. La cara del sol ocupa 2/5 de su altura.
La consagración legal de la actitud tomada por Belgrano el 27 de febrero de 1812, cuando hizo izar el pabellón sin permiso oficial en las barrancas del Paraná en Rosario de Santa Fe fue obra del congreso de Tucumán por iniciativa del diputado Juan José Paso.
El decreto, redactado y presentado por el diputado por Charcas, actual Bolivia, José Serrano, fue aprobado en la sesión del 20 de julio de 1816 de la siguiente forma:
Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación después de la declaratoria solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los Ejércitos, buques y fortalezas, en clase de Bandera menor, ínterin, decretada al término de las presentes discusiones la forma de gobierno más conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la Bandera nacional mayor.
El Congreso de Tucumán cuando ya sesionaba en Buenos Aires a propuesta del diputado Chorroarín, aprobó como bandera de guerra la misma que ya se usaba, pero con el emblema incaico del sol en el centro.
El Congreso de la Nación, por ley 12.361, estableció el día 20 de junio. por ser el aniversario del fallecimiento Belgrano, como “Día de la Bandera”, declarándolo feriado nacional.
Fin del dominio español en el Río de la Plata
El 20 de junio no es solamente el día de la bandera argentina y el de la muerte de su creador, Manuel Belgrano, sino también el de la capitulación de Montevideo en 1814, un hecho que marcó el fin del dominio español en el Río de la Plata.
La escuadra porteña al mando del almirante Guillermo Brown, bloqueó Montevideo.
En 1814 en Europa se produjo la restauración monárquica pero en el Río de la Plata, José Artigas inició la Liga de los Pueblos Libres.
El desconocimiento de la autoridad de Artigas motivó la retirada del ejército oriental del sitio de
Montevideo. La “marcha secreta” fue la señal de una ruptura mayor entre los revolucionarios que ni siquiera la guerra al godo pudo evitar.
Esto animó a Vigodet, que gobernaba la Montevideo sitiada, a proponer una alianza al jefe de los orientales, pero la negativa de Artigas fue contundente.
La marcha de las tropas artiguistas dejó solo a Buenos Aires en la línea sitiadora y el director supremo, Gervasio Posadas, dictó un bando declarando a Artigas “infame, traidor, fuera de la ley y enemigo de la patria”, al tiempo que ofrecía una gratificación a quien lo entregara vivo o muerto. De todos modos, para Buenos Aires, era preciso seguir la guerra.
Esta se resolvió, finalmente, en el mar. En la madrugada del 17 de mayo, la escuadra porteña al mando del almirante Guillermo Brown bloqueó Montevideo. Ese mismo día, Carlos de Alvear se hizo cargo del ejército sitiador. Tras un mes de negociaciones, la plaza capituló el 20 de junio de 1814.
Fuente: aimdigital
