Planta nuclear de Fukushima. Foto: AP |
Hironobu Unesaki, profesor del Instituto de Investigación de Reactores de la Universidad de Kyoto, aseguró que la fuga "no tendrá impacto en las áreas residenciales cercanas" y que la dispersión de radioisótopos de yodo y cesio es "mucho más preocupante".
El Gobierno japonés "sigue en estado de alerta máxima", exclamó a su vez el primer ministro, Naoto Kan, quien volvió a calificar la situación de "imprevisible". "Esta crisis nuclear es muy grande, es la primera vez que nos enfrentamos a algo así", confesó en una comparecencia ante el Parlamento.
Kan fue duramente reprendido por la oposición por su supuesta falta de liderazgo en la crisis, por no haber ampliado el perímetro de seguridad y por haber abandonado su puesto en el Gobierno para volar hacia Fukushima el día después del tsunami. Según la oposición, la presencia de Kan en la central ralentizó los trabajos de contención durante ese día, ya que Tepco tuvo que velar por la seguridad del primer ministro y no pudo acometer las labores de emergencia.
El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, en su habitual comparecencia ante los medios, admitió ya con total claridad que el pronóstico de Fukushima es "muy grave". Edano no se refirió al escape de plutonio, sino al otro frente abierto: las toneladas de agua extremadamente tóxica estancadas en los reactores 1, 2 y 3.
"Teniendo en cuenta que el agua que encontramos fuera de los reactores es altamente radiactiva, creo que se puede decir que las barras de combustible [del reactor 2] se han fundido en parte y ese es un asunto muy serio. Estamos haciendo todo lo posible para asegurarnos de que podemos detener [la expansión de la radiación] y contener la situación", reconoció, antes de advertir: "Hay que evitar que las barras de combustibles se calienten y se sequen. Continuar refrigerándolas es imprescindible, e inyectar agua es la prioridad".
Casi más importante que evacuar el líquido letal de los reactores y pensar luego qué hacer con él es evitar que se escurra hacia el océano, lo que causaría un desastre ecológico. "Ya hemos empezado a acumular tierra y a poner losas de hormigón por todo el área que rodea el edificio de turbinas [del reactor 2] para evitar que el agua se filtre al mar", adelantó Hideshiko Nishiyama, portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón. Hay entre 55 y 70 metros entre los reactores y el océano. Si bien las tareas de extracción de agua a un tanque siguen en el reactor 1, todavía no han comenzado en los números 2 y 3.
Mientras, la herida del tsunami sigue abierta. El número de fallecidos aumentó a 11.063 y el de desaparecidos a 17.258. Más de 200.000 personas continúan viviendo en 1.900 centros de evacuación.
Los efectos del plutonio en la salud humana
En un informe de la cadena BBC Mundo, se explicó que "por sus características de metal superpesado y radiactivo, el plutonio es una de las sustancias más tóxicas para la salud humana, y el riesgo de exposición se incrementa como resultado de la contaminación del suelo, el aire o el agua tras un escape o accidente radiactivo.
Una vez que sucede la contaminación, el elemento mantiene su radiactividad en el medio ambiente durante mucho tiempo y sólo después de miles de años se degrada hasta el punto en que es considerado inofensivo.
Como no es un elemento que se encuentra en la naturaleza, el plutonio virtualmente no existía antes de la década de los años 40, cuando fue descubierto a partir de experimentos con uranio-233 en el marco de la construcción de la bomba atómica.
En ese entonces, las personas que podían quedar expuestas a la radiactividad eran los trabajadores de los laboratorios de experimentación y los que vivían cerca de los campos de pruebas atómicas.
Aire, tierra y agua
Con el correr de los años, el plutonio dejó de ser de uso exclusivamente bélico para pasar a ser utilizado en la generación de energía, incrementando el riesgo potencial para los humanos, cuando por errores, fallas de equipo o accidentes en las plantas nucleares se escapa al medio ambiente, como ha sucedido en Japón.
La contaminación ocurre a través del agua o del aire. Las partículas de plutonio en el aire se pueden depositar sobre el suelo, donde las personas trabajan o los niños juegan. El agua contaminada, por su parte, puede ser consumida o utilizada para irrigación o para la recreación.
Las partículas también pueden depositarse sobre las cosechas o sobre el pasto que comen las vacas, que luego producen leche o carne para el consumo humano.
El plutonio emite radiación alfa y rayos X de baja intensidad, que son fácilmente absorbidos por el tejido. La radiación no puede penetrar la piel, así que si el plutonio se mantiene por fuera del cuerpo, por lo general es inofensivo.
La situación es diferente si se ingiere, se respira o entra en el torrente sanguíneo. En ese caso, la toxicidad es muy alta porque los rayos alfa pueden destruir el tejido viviente.
Respiración
El mayor riesgo de exposición humana es por la respiración de aire contaminado. Cuando las partículas de plutonio se inhalan, se adhieren a los pulmones y continúan emitiendo radiación interna.
Pueden permanecer en los pulmones, pasar a la sangre o al tubo gastrointestinal.
El 80% del plutonio que entra en la sangre se deposita en el hígado, los huesos o la médula ósea, donde permanece durante años, dañando el tejido contiguo. Ese perjuicio puede luego derivar en cáncer.
Otros efectos incluyen esterilidad, mala función del sistema inmunológico y, si la dosis es muy grande, envenenamiento agudo y la muerte".
Fuente: Publico.es
BBC Mundo