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Por las ejecuciones de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki aquel 26 de junio de 2002, los únicos condenados son el comisario Franchiotti y el cabo Acosta -con cadena perpetua- y en la actualidad ambos se encuentran en penales con un régimen abierto.
El juez federal Ariel Lijo es el juez que dirigió las investigaciones de la causa. Desde el año 2002 esa causa está “cajoneada” y el juez- según lo conversado con Alberto Santillán- “ ni siquiera respondió a los informes solicitados por la fiscalía, sobre el cruce de llamadas entre los funcionarios duhaldistas y las autoridades policiales”. A esto se suma la falta de voluntad política de avanzar en la causa.
“Que esté cajoneada no quiere decir que no se pueda reencausar. Lo que pasa es que hay falta de voluntad de parte de la justicia, de los que llevan adelante la investigación de los autores intelectuales y de los políticos que tuvieron que ver con la masacre de Avellaneda. El juez Lijo es el que lleva adelante esa investigación y el fiscal es Osorio. Yo hace 3 meses tuve una reunión con Osorio y me terminó diciendo que ellos trabajaron hasta un punto y que si nosotros queríamos teníamos a disposición todos los trabajos que ellos hicieron, que investiguemos y que aportáramos lo que quisiéramos con respecto a las vinculaciones de los actores intelectuales. Hasta ahí llegó la justicia, a decirnos que sigamos investigando nosotros, que aportemos nosotros las pruebas para culpar a Duhalde y los demás.”, explicó indignado Alberto Santillán.
La causa por las responsabilidades políticas de la Masacre se inicio el 1 de julio de 2002 por Mabel -mamá de Maximiliano Kosteki- y apuntaba como autores intelectuales de los asesinatos al ex presidente Eduardo Duhalde y en la que también se menciona a Carlos Ruckauf, Alfredo Atanasof, Juan José Alvarez, Aníbal Fernández, Carlos Soria, Oscar Rodríguez, Jorge Matzkin, Felipe Solá (entonces gobernador) y Luis Genoud, quien era funcionario de Seguridad provincial en ese entonces y ahora es miembro de la Corte bonaerense.
“Los militantes, los familiares, creo que gran parte de la sociedad, consideramos que la justicia no mide con la misma vara. En algo tan cruento, que se ha visto y hemos sufrido todos como sociedad – los asesinatos de Dari, de Maxi, los 33 heridos de plomo- tuvieron una autoría material y por supuesto hubo autoría intelectual. A nivel nacional a cargo de Duhalde y provincial a cargo del ex gobernador Felipe Solá. Ellos siguen participando en política, se promueven como candidatos y sin embargo, la justicia mira para otro lado. Yo quiero creer en la justicia pero a 12 años del asesinato de mi hijo todo deja mucho que desear”.
Algo tan cruento que hemos sufrido todos como sociedad como los asesinatos de Dari, de Maxi, los 33 heridos de plomo, tuvo una autoría material y por supuesto una autoría intelectual
La lentitud y luego inacción del Juez Lijo en la causa por la Masacre de Avellaneda contrasta con su celeridad por condenar a los referentes de Quebracho, Fernando Esteche y Raúl Lescano, acusados y condenados por “incendio, daños y estragos” en un local partidario del ex gobernador de Neuquén Jorge Sobisch; cuando se manifestaban en repudio al asesinato del maestro Carlos Fuentealba. A su vez, Lijo es el mismo juez que sobreseyó al ex ministro del Interior Carlos Corach en la causa por el atentado contra la AMIA.
“Creo que la justicia tiene dos caras. Una para los que más tienen y otra para los que menos. Los que menos tienen, palo y a la cárcel y a los que más tienen los protegen. Cuando falta celeridad de la justicia se necesita voluntad política para que se avance en las investigaciones”, continuó diciendo Santillán.
Creo que la justicia tiene dos caras: una para los que más tienen y otra para los que menos. Los que menos tienen, palo y a la cárcel y a los que más tienen los protegen
El ex comisario Alfredo Franchiotti fue trasladado a una cárcel de régimen abierto hace 2 años, la Unidad 11 de Baradero, a la que sólo debe volver para dormir. Junto a Gorina y otras pocas cárceles, su régimen es abierto y de reinserción social, y está destinada a presos con buena conducta que estén cumpliendo la última etapa de su condena. El cabo Acosta obtuvo el mismo régimen. Según lo que expresa el padre de Darío Santillán, nunca cumplieron sus condenas a cadena perpetua en celdas de presos comunes sino en pabellones destinados a personal de las fuerzas.
“Cuando nosotros sostenemos el pacto político y judicial hablamos de esto. Antes de cumplirse los 10 años del asesinato de Darío y Maxi, la justicia los benefició con este sistema de cárcel con régimen abierto. Para nosotros es una tomadura de pelo. Ahí se ve a las claras el círculo de impunidad entre la policía, la justicia y la política. Como papá de Dario sostengo que el régimen que se les otrogó a Franchiotti y a Acosta es un “gracias” por lo que hicieron”.
Sin duda alguna, la impunidad genera más impunidad. A 12 años del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, pueden advertirse en democracia los avances en la criminalización de la protesta: la condena a los petroleros de Las Heras, los procesados por el Indoamericano, entre decenas de causas judiciales a trabajadores en lucha por defender sus derechos y puestos de trabajo.
Como papá de Darío sostengo que el régimen que se les otrogó a Franchiotti y a Acosta es un “gracias” por lo que hicieron.
Jornada de homenajes y memoria
Los homenajes comenzaran con una jornada cultural el 25 de junio a partir de las 17 horas en la estación de tren Darío Santillán y Maximiliano Kosteki (Avellaneda) donde tocarán Arbolito, Rally Barrionuevo, La Delio Valdez y Sara Hebe y el 26 de junio se convoca a las 11 horas a la movilización a Puente Pueyrredón.