Por Marianella CH.
Es la semana del parto respetado, lo veo en varios lados y me dió ganas de contar mi experiencia. Antes de que sigas leyendo quiero aclararte que como dije antes es MI experiencia, lo que no significa que te pase igual. Cada parto es único, cada ser humano lo es y de más estar decir que cada bebé lo es.
No creo que el parto respetado comience en un quirófano, esto viene de antes. De mucho antes, así que sácate de la cabeza toda la idea que te venden en la tele, en las redes o en los artículos. Los partos pueden ser perfectos pero no ideales o ideales pero no perfectos, o simplemente caóticos. Quédate con lo bueno: la llegada de tu bebé.
Lo mío viene de antes, reposo desde la semana 24 pero en cada control me decían "puede llegar a ser prematura" y eso lo convertí en esperanza de que nazca a término , ¿y qué pasó? Fue prematura! Un viernes entré al consultorio y el doctor con estudio en mano me dijo "hay que culminar", semana 30, y Roma con 900 grs. Quiero decir que la palabra "culminar" y "embarazo" no van de la mano, menos para una persona que está embarazada y la incertidumbre es la mejor amiga.
No voy a negar que la angustia se sintió fuerte, pero esto estaba pasando y yo no podía cambiar la realidad, no me quedó otra que bancarla. "El lunes te hago cesárea pero estate atenta al celular este finde porque puede ser antes", dijo el obstetra y yo lo primero que quise fue apagar mi teléfono.
Paso el finde y fue una montaña rusa de sensaciones. Llegó el lunes, ingresé por guardia, me atendió la doc de turno (divina) mientras llegaba mi obstetra, me revisó y me dijo "confiemos en Dios", y yo por dentro pensé "yo quiero confiar en ustedes, no soy creyente", pero estaba tan angustiada que no podía pronunciar palabra, y de repente volví a creer en Dios, María, los ángeles, el universo e infaltablemente mi querido Gauchito Gil.
Vamos a la parte semi divertida que no tiene nada de gracioso pero que hoy puedo contar medio anecdótico. Estoy en la habitación y me vino a buscar el camillero para ir al quirófano, trae la silla de ruedas y yo no me quería subir porque creía que no entraba, claro que era mi percepción. (la cual nunca acierto).
Me meten en el quirófano y hay como una recepción, ahí estallé en llanto, crisis total, todo lo que me dijeron en ese momento nunca llegó a mi cerebro, solo sé que me hicieron firmar dos papeles; uno era el acta de nacimiento de mi hija y otro era un documento donde aceptaba la cesárea. Aunque suene ultra dramático manché todas las hojas con lágrimas. De lo que firmé me enteré después porque en el momento solo lloraba, el miedo se apoderó de mí y no podía salir corriendo. La enfermera de guardia se portó de diez pero nada me bastaba.
Me pasan a una camilla, viene el anestesista y me dice "estás angustiada gordita?" Y a vos qué te parece hermano?, fue mi respuesta, aunque en verdad tuve ganas de decirle "vos sos o te haces?". Tenía ganas de matarlo, en el medio entra mi obstetra y me dice "cómo estás?" Para el ort.... fue mi contestación, y no tuvo mejor idea que responderme "vos quédate tranquilita". Todo el embarazo me dijiste eso, no estoy tranquilita y ahora no puedo estarlo, contesté entre dientes. (típico de cuando estoy en ira), el lo notó. Luego me dió un abrazo, pensé que era contención pero en verdad fue una técnica para que no me doliera el pinchazo de la anestesia.
La instrumentista se presentó y empezó a preparar todo, yo por dentro pensaba "por qué lo prepara acá?", Claro, se me olvidó decir que en mi cabeza yo no estaba en el quirófano, pensé que estaba en una habitación donde primero me preparaban y después me llevaban. Nadie me aclaró, va y si lo hicieron yo no estaba en mis cabales.
Otra obstetra de guardia me hizo meditar, me ayudó pero me duró dos minutos. Inyección en mi espalda, escalofrío y dolor, el anestesista actuó. "Yo siento las piernas y todo" le dije, y estaba súper convencida de eso, me hizo levantar las piernas y claramente no pude pero en mi cabeza sí. Seguro era la negación!
El obtestra comenzó a ponerme yodo (o iodo como quieras leerlo), me pareció raro porque en mi mente aún no empezaba el parto pero en cuanto me percaté que si empecé a los gritos "quiero a mi marido" (si, dije la palabra marido cual señora mayor), y luego desesperé porque sentía todo y temí de que la anestesia no me había hecho efecto. A los gritos pelados y en crisis me calmaron y me explicaron que en la cesárea se siente todo pero no hay dolor.
Sonaba Vicentico de fondo "el niño que baila te va a robar" , ya no sé si sentía miedo o ganas de tirarme de la camilla, ¿a quién se le ocurre poner ese tema? Entró Ezequiel (el marido) contento y como si nada porque le había dado un kimono 3 talles más grande.
El láser comienza a funcionar, el aire se corta, no lo digo metafóricamente, literal: el aire acondicionado se corta y comenzaron a transpirar todos. La obstetra que ayuda le baja la presión, la tienen que socorrer, en el medio mi placenta previa baja que complica todo, mi corazón que desborda, las miradas puestas en mí y yo sin poder mirar nada, Ezequiel me aprieta la mano, se juntaron el miedo, el amor y la ansiedad.
La frase de mi obstetra "hace calor, y estoy muy mal de la panza", Sisi, le puede pasar a cualquiera, pero no cualquiera lo confiesa durante una cesárea. (Pobre, parece que lo odio pero en verdad lo respeto mucho , solo que si vale la aclaración quiero decir que es bastante especial y yo más). Yo podía escuchar todo, pero estoy segura que los que operan piensan que al ponerte el biombo ese no ves, no escuchas, y no sentís, y la verdad es que todos tus sentidos se alteran.
Suena Papo, "juntos a la par" , Eze me dice al odio "estamos juntos mi amor", vuelvo a llorar, mi obstetra se sube a mi panza cual toro mecánico, empuja, suena "Fan" de Emanuel Horvilleur, nace Roma, todo parece una eternidad pero transcurre en unos minutos. Me la presentan, dejo de llorar y afronto la realidad. Esto está pasando, ahora soy mamá.
"Papá va con la bebé", pero papá no reacciona , la voz del anestesista se hace más grave "papá va con la bebé", papá reacciona y va atrás de Roma. A mí me empiezan a "limpiar y ordenar". Vuelve el flamante
padre y me dice "tiene tus pies, pesa 900 grs y le cag.... toda la ropa al doctor", se va. Mi obstetra se va, la enfermera se va, el anestesista se va, la instrumentista me mira, me dice "felicitaciones" y se va. Quedo sola, con el felicitaciones en el aire, sin panza, sin bebé, pero con la certeza de que ahora soy mamá.
Mi parto no fue el soñado, no sé qué es una contracción, no tuve trabajo, no rompí bolsa, no grité como en las pelis, no tuve la panza de 9 meses, no tuve curso de preparto, tuve más miedo que ganas, puedo seguir, no tuve a mi bebé al lado mío al toque, no le pusieron la ropita que eligí, no pude dar la teta al rato, no vinieron amigos a conocer a la nueva integrante, no colgué cartelito en la pieza, no me fui de alta con ella en brazos... Muchas cosas no tuve pero si tuve algo, lo tuve a Eze al lado mío siempre y por sobre todas las cosas la tuve a Roma. Soy mamá.
MarCH
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jueves, 16 de mayo de 2019
Semana del parto "reseteado": La experiencia de la flamante mamá de una beba prematura en primera persona
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