Cuatro ladrones armados entraron a la casa, los atacaron con brutalidad y se llevaron su dinero y objetos de valor. De regreso a La Plata, las tres familias que el último fin de semana fueron asaltadas en la localidad balnearia de Costa del Este, aún no pueden superar el miedo.
“Estamos todos encerrados, nos sentimos mal hasta para salir a trabajar y los chicos siguen muy asustados”, contó ayer Marcelo Pérez, un odontólogo de City Bell que junto a su mujer -también dentista- y las dos hijas de 5 y 15 años del matrimonio fueron víctimas de una noche de terror el sábado.
Aquel día, los cuatro habían llegado para compartir el fin de semana con el dueño de la propiedad, un empleado estatal casado y padre de un chico de 7 años. También estaba una pareja amiga con sus hijas de 12 y 13 años. Poco antes de la medianoche, una de las mujeres y tres chicas fueron del quincho a la casa principal para servir el postre. Pero cuatro hombres armados las sorprendieron y con amenazas las obligaron a volver al quincho. Nadie pudo ver cómo llegaron y creen que un quinto
cómplice los estuvo esperando en algún vehículo cerca de la casa de veraneo, en una zona aparentemente tranquila, vecina a Santa Teresita.
Los asaltantes estaban con la cara descubierta y tenían una pistola 9 mm, un 38 largo y otro revólver. Juntaron siete celulares, billeteras y anillos de oro que guardaron, junto a unos tres mil pesos en efectivo, en bolsos de playa.
No conformes, tres de los delincuentes llevaron a Pérez hasta la casa. Lo obligaron a tirarse boca abajo en el piso y lo maniataron con sábanas. Los asaltantes completaron el botín con ropa, carteras, una PlayStation, una tablet y anteojos de sol. Mientras, usaron el baño, se sirvieron bebidas y tomaron helado como en su casa. Huyeron en una camioneta Ford Ranger del dueño de casa, que la Policía halló al día siguiente frente a un campo en Mar de Ajó.
Fuente: La Razón
