En una sesión maratónica, el Congreso del vecino país destituyó al Presidente constitucional Fernando Lugo. En menos de 24 horas se le hizo un juicio político donde ya se sabía que la derecha recalcitrante contaba con la fuerza para sacar a un presidente a sólo nueve meses de las elecciones.
Manos coloradas y liberales se unieron para acortar tiempos democráticos y generar una luz de alarma en las democracias progresistas de latinoamérica. La UNASUR informó que no reconocerá al gobierno del vicepresidente Franco y en el mismo sentido, varios mandatarios latinoaméricanos expresaron su preocupación por lo acontecido en Paraguay.
Fernando Lugo, en un breve pero emotivo discurso, aceptó su desplazamiento y pidió que no se derrame la sangre de los justos en el vecino país.