Tras perder 8 mil millones de dólares de reservas el gobierno argentino no pudo frenar la suba en la moneda estadounidense y la misma se disparó a 23 pesos.
Luego de esta histórica devaluación en pocos días los argentinos perdimos un 12% de poder adquisitivo con respecto al mundo ya que nuestra unidad monetaria sufrió la depreciación más grande de los últimos años. Las acciones argentinas cayeron un 8% en Wall Street mientras que la prestigiosa revista de economía internacional, Forbes, aconsejó a los inversores a salir de la Argetina dado que, y lo dicen explícitamente, nuestro país puede volver al 2001 y el default.
Con este panorama negro y entendiendo que esta historia ya la vivimos habrá que seguir atentamente la evolución de los precios de los combustibles, que tienen un impacto directo en la canasta familiar y tras un show de tarifazos como nunca se vio en la historia de nuestro país ya no es tiempo de pensar en la reelección del presidente Macri. Ha defraudado y ha mentido sistemáticamente, en infinidad de oportunidades. El ciudadano de a pie no da más. O cambian el modelo económico o repetimos la vieja historia de Cavallo y compañía. Fue este y no otro gobierno el que dijo que si "el dólar" llegaba a 16, habrían hecho muy mal las cosas". Hoy está en 23 y si bien hay reservas para frenarlo el gobierno, hasta ahora en reiterados intentos, no ha podido.
Es este gobierno y no otro el que dijo que solucionar la inflación era "uno de los problemas más fáciles a afrontar" y al momento de confeccionar esta nota la proyección inflacionaria para este año supera ampliamente lo pautado oportunamente por el gobierno. Ya hay una proyección del 23% y recién estamos a principios de mayo.
En la agenda del ejecutivo estaba un primer semestre de 2018 de ajuste para generar un efecto rebote y "brotes verdes" para en el segundo trabajar de cara a una virtual reelección en 2019. La realidad dista de lo proyectado por el gobierno. En 2015 no ganó Macri, perdió Cristina. Y no hay 2019 para una conducción que desde que llegó al poder, benefició a un grupo de empresarios y castigó sisitemáticamente a la clase media que, paradógicamente, junto a los jubilados habían sido quienes más fuerte apostaron al cambio. Agitar el fantasma de que vuelve Cristina ya no le va a alcanzar para convencer a la gente que los vuelva a votar. Hoy la mayoría de la sociedad se siente defraudada por el cambio y sin un líder opositor que capitalice ese descontento están los que resisten y ven como cada día se les hace más difícil llegar a fin de mes esperando el 2019 y los que no aguantan más y quieren votar a Macri pero con "B", larga.