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viernes, 10 de noviembre de 2017
Un matrimonio de Gonnet vuelve a casarse después de más de 50 años juntos
"Hay historias que merecen ser contadas... ésta es una de esas", nos escribe una de las nietas de este matrimonio de Gonnet que volverá a dar el "sí".
Compartimos su relato
Ellos son Antonio y Santina, mis nonos. Ambos nacieron en el año 1937, en un pueblito llamado Ceprano, en la provincia de Frosinone, Italia.
Se conocieron en la escuela primaria donde fueron compañeros de grado.
Durante su infancia vivieron la cruda realidad de la segunda guerra mundial, pasaron hambre, miedo e incertidumbre.
Se pusieron de novios en la adolescencia, no supieron precisarme a que edad exactamente, lo que si me contaron es que nunca se veian solos, siempre los acompañaba un familiar...
En el año 1956, con 18 años, ella dejó su pais natal en busca de un futuro mejor, viajó con sus padres y 3 de sus hermanos (eran 10 en total) rumbo a Argentina, donde necesitaban "gente que trabaje" y allí establecerse definitivamente.
Êl no pudo viajar, era menor de edad y soltero.
Separados por miles de kilómetros decidieron casarse. Tengamos en cuenta que en ese entonces no tenían las fácilidades tecnológicas que tenemos hoy, se comunicaban sólo por cartas que tardaban mucho en llegar a destino.
Luego de la decisión y con el consentimiento paterno ella envió sus papeles a Italia, el casamiento sería por poder, como muchos italianos lo hicieron en aquella época.
El se casó en la Parroquia San Rocco de Ceprano el 24 de Febrero de 1957 con una señora que reemplazaba a su gran amor y firmaba en su lugar.
Las cosas no eran simples en aquel tiempo. Él llegó a la Argentina recién el 12 de Noviembre del 57, fecha que adoptaron como aniversario, el día que estuvieron juntos, casados, en la misma tierra.
Los comienzos en la Argentina tampoco fueron fáciles. Un lugar nuevo, lejos de su patria, un idioma y costumbres por aprender. Al principio se dedicaron a trabajar la tierra, a cultivar, aquello que también hacían en su pueblo.Trabajaron en una quinta, para otras personas.
Después llegaron los primeros dos hijos. Y luego de unos años de ahorros, trabajo duro y sacrificios el fruto de su esfuerzo valió la pena: pudieron comprar su propia tierra, su casa. Pusieron su propio almacén y tenían también un local para alquilar.
Ya establecidos en su hogar, al llegar a los 40 años llegó su tercer hijo. Cuando lo bautizaron el querido y recordado padre Dardi les dijo: "algún día yo los voy a casar a ustedes dos",
pero las ganas de llevar adelante ese deseo se vieron postergadas por la vida misma.
Llegaron los nietos y con el tiempo los bisnietos.La familia creció y las raíces nunca se perdieron.
Volvieron a su amada Italia de visita algunas veces.
Pasaron de todo en esta vida, momentos muy duros y difíciles que nunca los llevaron a bajar los brazos, afrontaron todo juntos y jamás perdieron la esencia de quienes son, aquellos valores que los caracterizan: humildad, serenidad, sencillez, honestidad, perseverancia.
Hubo un sueño que les quedaba por cumplir: casarse juntos...
Cuando lo manifestaron me puse manos a la obra, y en unos meses planificamos "el casamiento de los nonos". Estos meses compartidos junto a ellos, viendo la emoción de concretar ese sueño son el mejor regalo que me pudieron haber hecho .
A sus 80 años y después de 60 años juntos, renovarán su amor. Un amor que es verdadero, que nos demuestra que se pueden superar distancias, pobreza, pérdidas y desarraigo.
Y ellos son ricos, no económicamente, sino porque nosotros, su legado, los honramos y amamos infinitamente.