Creado en 1956 y con una matrícula actual que supera los 800 alumnos, el Bachillerato de Bellas Artes "Prof. Francisco A. De Santo" es uno de los cinco colegios dependientes de la UNLP y el único, hasta ahora, que no contaba con un edificio propio, adaptado a sus necesidades específicas.
Luego de mucho tiempo y de muchos esfuerzos, finalmente el Bachillerato contará con una nueva casa, el edificio “Noche de los Lápices”, ubicada en la manzana del ex Distrito militar (calle 10 entre Diagonal 78 y 63) que el Presidente de la UNLP Fernando Tauber dejará inaugurado este lunes 18 de marzo.
Construido en el marco del Plan de Obras de la UNLP con el financiamiento compartido con el Ministerio de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires, la primera etapa del proyecto que se inaugura este 18 de marzo, que de mandó una inversión de alrededor de siete millones de pesos, contará con una superficie cubierta de casi 2300 m² que corresponde a la planta baja y a las plantas primera y segunda del cuerpo principal.
La propuesta completa, de unos 4820 m² cubiertos y 170 m² semi-cubiertos, albergará 6 Aulas genéricas para 40 alumnos, 6 Aulas genéricas para 15 alumnos, 2 Salas de PC para unos 30 puestos cada una, dos Laboratorios de ciencias exactas básicas, Biblioteca de unos 180 m², Auditorio con un aforo para unas 190 personas, 8 Aulas de música para 10 alumnos, 17 aulas de individuales de instrumento, 1 aula de orquesta y/o coro de más de 100 m², 6 aulas taller de gran dimensión para artes plásticas, bar y dependencias administrativas. Todo ello en relación directa, según los niveles de privacidad necesarios para cada actividad, con el patio del conjunto y una gran terraza para el desarrollo de actividades plásticas de gran envergadura.
La propuesta arquitectónica general del nuevo edificio del Bachillerato, elaborada por la Secretaría de Planeamiento, Obras y Servicios, se encuadra en los lineamientos del Plan Director ex-Distrito, que busca la jerarquización de la propia Universidad a través de su vínculo espacial y simbólico con la ciudad y, por añadidura, la jerarquización del entorno urbano a través de la presencia de la Universidad, proponiendo variables espaciales que enriquecen la ciudad.
En ese contexto conceptual, la versión final del proyecto del Edificio “Noche de los lápices” se emplaza disponiendo un cuerpo principal de planta baja y tres niveles que consolida el frente edificado y el de uno de los pasajes urbanos interiores (el que conectará las calles 9 y 10), mientras que a éste se conecta un cuerpo secundario “apendicular” con una planta baja semi-libre y un nivel superior que albergará las dependencias administrativas centrales. Dicho cuerpo viene, en asociación con el primero, a encerrar una porción de espacio vacío que será el patio privado del Colegio, el cual quedará vinculado a su vez con el otro de los pasajes urbanos interiores.
El Bachillerato, que brinda una formación artística e integral a sus alumnos, funcionó hasta ahora en un edificio compartido con la sede central de la Facultad de Bellas Artes, con Radio Universidad y con la Biblioteca Pública de la UNLP, en una precaria terraza techada a la que se accedía por dos pisos de escalera y a través de una puerta de servicio. También se desarrollaban algunas actividades en un anexo ubicado a 100 metros del edificio principal. Se trata de un lugar inseguro para sus alumnos, docentes y personal, y de ningún modo apto para un centro educativo de vanguardia en materia artística. El actual acceso al Bachillerato configura una barrera arquitectónica para docentes, no docentes y alumnos, impidiendo a la institución recibir personas con dificultades o discapacidades físicas. Además, no cuenta con un patio y los recreos deben desarrollarse en los pasillos y en una terraza pequeña. Los talleres de grabado y dibujo técnico se dictan en el subsuelo del edificio principal, sin la iluminación ni las ventilaciones necesarias para esta clase de trabajos, sumado a la humedad y el frío del lugar.Por otra parte, los trastornos que producía no tener un edificio acorde a sus demandas, afectaban no solamente en lo vinculado a la identidad del colegio, sino que generaba además toda una serie de inconvenientes académicos y de funcionamiento cotidiano.
Un compromiso con la Identidad
"Sueño que alguna vez los alumnos del Bachillerato de Bellas Artes levanten un generoso conjunto escultórico a sus puertas, con el gesto y los rostros libertarios de los 23 caídos en sus sueños y la guía de Irma Ángela Zucchi, con sus tacos altos”. La frase del escritor Osvaldo Bayer nos traslada inmediatamente a los años más sensibles de la historia del Bachillerato de Bellas Artes. Hasta 1976 los alumnos del Bachillerato buscaban ideales, generaban proyectos, portaban ideología, buscaban la utopía de un futuro mejor y con el arte imaginaban otra visión del mundo, acompañados por docentes con metodología de vanguardia. A partir del 24 de marzo de 1976 las ideas debieron ser reprimidas y las instituciones que las generaban y cobijaban también.
La última dictadura militar se ensañó con este Bachillerato, quiso erradicarlo, y arrancar sus ideas y sus alumnos de raíz para que nunca más crezcan. El método que implemento fue el mismo que en el resto del país: hizo desaparecer a su Directora, la Profesora Irma Zucchi, y a 23 alumnos y ex alumnos. Dejó una huella trágica e indeleble en la historia de esta institución y en la historia argentina: "La Noche de los Lápices".
La búsqueda de un nuevo lugar, de un nuevo edificio para el colegio, es además de una necesidad real, un paso más en la consolidación de la memoria colectiva de nuestra Universidad y de toda la comunidad.
La historia
El Bachillerato de Bellas Artes "Prof. Francisco A. De Santo" fue creado por la iniciativa de un grupo de profesores de la Escuela Superior de Bellas Artes (hoy Facultad), quienes posibilitaron la transformación de la Escuela de Dibujo de la Universidad en un Bachillerato especializado. El nombre "Francisco Américo De Santo", fue elegido por los docentes en 1978 como un paso necesario para volver al espíritu inicial y como un reconocimiento a uno de sus maestros fundadores.
Sus comienzos se remontan al año 1949 con la creación, dentro del área de extensión, del Ciclo Básico, que incorporaba alumnos de escuelas primarias en los últimos tres años. Con el surgimiento de este curso se generaba un sistema que se alimentaba a sí mismo, los alumnos pasaban primero por el Ciclo Básico, luego por la Escuela de Dibujo y después por la Escuela Superior de Bellas Artes. En 1956 esta configuración se regulariza creándose el Bachillerato de Bellas Artes.
El primer plan de estudios fue aprobado en 1959, estableciéndose tres orientaciones: Dibujo Técnico, Dibujo Artístico y Música. Para recuperar la salida laboral que la Escuela de Dibujo brindaba con su profesorado "secundario", se crea -entre 1960 y 1961- el Magisterio dentro del Bachillerato, el cual habilitaba para el ejercicio de la docencia en el nivel primario en las especialidades de plástica y música.
En 1974 la Escuela Superior de Bellas Artes es elevada a Facultad y desde ese mismo año el Bachillerato pasa a depender directamente de la presidencia de la UNLP. Al año siguiente se dispone que el Ciclo Básico esté a cargo de la institución, lo cual lleva a la discusión por el espacio físico propio, que da como resultado el traslado al lugar que ocupa actualmente.
En 1988 se organizan las comisiones para modificar el plan de estudios impuesto durante el gobierno militar en los colegios dependientes de la UNLP. Aunque esos primeros intentos fallaron, en 1992 la Dirección del Bachillerato de Bellas Artes retomó estos antecedentes y comenzó a realizar las modificaciones necesarias para volver al contrato fundacional del colegio. Se redefine así la enseñanza estética y se revive el espíritu de sus fundadores.