La falta de políticas educativas claras en función de premiar o castigar las conductas del alumnado. La sensación o realidad del todo vale lleva a esta situación que se profundiza día a día. Sumado a que la política de confrontación hoy es una constante, la escuela es un reflejo de la sociedad en que vivimos, cada vez más violenta, con un desprecio evidente al lenguaje, a los valores, a la autosuperación.
Pareciera que seguridad y educación no fueran obligaciones del Estado, sino procuraciones individuales de cada ciudadano. Así llegamos hoy a ser superados en materia educativa por países limítrofes en los que décadas atrás, no veían como un ejemplo. Lamentablemente, en Argentina los políticos solo se preocupan de la realidad ante las cámaras y micrófonos cuando, en verdad, debieran ocuparse día a día de las necesidades de la gente.
Ante la explosión mediática de varios casos de violencia estudiantil autoridades del municipio han decidido la instalación de cámaras de seguridad cerca de los establecimientos educativos. Hoy por hoy, la inseguridad se convierte en un gran negocio de pocos por el miedo de todos. Cuando el verdadero eje de la cuestión es el cambio que reclamamos los ciudadanos en materia de seguridad, educación y justicia
Maquillando al muerto de lejos se lo ve mejor pero de cerca se nota que sigue estando muerto y es nauseabundo su olor.