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| Comisaría 13°. Foto FM Gonnet, archivo |
Los delincuentes los capturaron en 32 y 150, en la madrugada de ayer 16 de febrero, cuando Darío Violini de 23 años a bordo de un Toyota Corolla llegaba a la casa de su novia Daniela Paula Gessara de 25 años y ambos fueron reducidos por los maleantes. Los ladrones obligaron al joven a pasar al asiento trasero del vehículo junto a uno de los sujetos, mientras que la chica quedó en el asiento delantero con el otro, que manejaba el auto. De inmediato, se dirigieron a la casa de Violini para robar las pertenencias y fueron seguidos por un Peugeot 206 también con delincuentes en su interior.
La vivienda del joven está situada en 23 y 502 de nuestra localidad, donde los delincuentes sustrajeron una notebook, celulares y dinero en efectivo. Trascendió que la madre del joven dormía en ese lugar y no se enteró de lo que ocurría.
Sin embargo, no conformes con eso se retiraron con las víctimas para recorrer cajeros automáticos y sacar más plata, pero cuando se trasladaban por camino Belgrano y 501 fueron divisados por una patrulla de la seccional 13ª, que inició una persecución hasta las calles 18 y 502, donde el 206 casi se estrella contra el paredón de la República de los Niños, según se pudo saber.
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| Carlos Alberto Violini, padre del joven secuestrado |
En tanto, según indicaron los voceros, el Toyota Corolla fue seguido por móviles de las comisarías 10ª y 13ª y al llegar a 505 y 15 uno de los delincuentes se arrojó del vehículo en movimiento.
La persecución siguió hasta las calles 505 y 12 donde el auto chocó varias veces y quedó encajado contra el terraplén de las vías.
En ese momento, el otro ladrón se bajó e inició un tiroteo, pero sin mayores consecuencias y pudo escapar, mientras que la pareja fue rescatada.
"No tenemos seguridad, acá la puede ligar cualquiera. Me pasó a mi hace pocos meses y ahora a mi hijo. No es fácil. Vivimos pidiendo que no nos maten", dijo Violini a la prensa en la puerta de su casa.
"Algo tienen que hacer. Así no sé adónde vamos. Cada vez estamos peor. Todos en riesgo. No hay sensación de inseguridad, hay inseguridad. Ya no sirven las alarmas, ni los perros, porque te los matan. Es una situación embromada. Esto no da para más. Debería haber mayor presencia policial en las calles. Cuando me intentaron asaltar, en septiembre pasado, me escapé y no me crucé con un patrullero en 20 cuadras", finalizó el juez.